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Mostrando entradas de abril, 2013

Un día normal. 1:29.

Mañana hay clase, es un Martes normal y corriente (por la hora que es). Yo tengo planeado que mañana... salga el sol, después... ya veremos.  -¿Tú qué tienes planeado conmigo? +¿Yo? -Evidentemente, no hablo al aire, no me contesta. +El seguir contigo. -¿No decías que no te cabía ninguna duda de que seguirías conmigo? +Vamos a ver, seguir, sigo.  -¿En qué sentido? +¿Qué somos? -¿Y tú me lo preguntas? lo sabes mejor que yo. +Ay... no. -Amigos. +Ya, sí... -¿Ves? y ahora empezaremos a dudar. +Yo nunca dudo. -Dejémoslo en el sentido que tú le has querido dar, ¿de acuerdo? +Pero...  -Quiero complacerte hoy. +Soy muy realista y estás haciendo, por lo que me dices, que no lo sea. - Sé que lo eres, déjate llevar. + No quiero dejarme llevar, no soy así. -Yo no puedo evitar que te equivoques. + ¿Reconoces que siendo realista me estoy equivocando? ¿sabiendo tú también que me equivocaría si hiciese todo lo contrario? - Nada de eso, ser realista no es malo. +No entiendo nada

5/04/2013.

Me encanta oír cada golpe suave que das sobre unos platillos, supongo que porque haces cosas que a través de golpes transmites. Si lo haces a un ritmo especial, terminaré llorando. Te vuelves loco, golpeas muy fuerte, no tienes nada en la cabeza, sólo golpeas, te gusta hacerlo.  Estoy escuchándote, mis ojos están bañados en lágrimas, porque jamás te vi así. Me estás mirando, te desconcentras y te pierdes, yo me pregunto: "¿Por qué paras?" Dejo de mirarte, porque necesito que sigas. No sigues. Intento que sigas de todas las formas posibles, pero no pude hacer nada. Me alejo de ti y salgo de la tienda en la que nos encontramos. Me coges del brazo, me llevas de nuevo a la tienda, te vuelves a sentar donde estabas, y comienzas a golpear, pero de forma muy, muy suave. El dependiente nos mira, muy extrañados, nos pregunta qué nos pasa. Le contesto al dependiente que no nos pasa nada, que estamos bien, me digné a preguntarle por qué hacía tal pregunta, él contesta que se nos ve