Clotilde no dejaba de darle vueltas a si la decisión que iba a tomar sería la mejor o no. Sabía que le quería y sabía que tener a sus hijos había sido una decisión de los dos y que para ella era una de las mejores decisiones de su vida, siendo la primera, él. Para ella era muy difícil pensar en que la relación con su marido se había convertido en algo rutinaria, algo monótona, y que, aunque eran felices y esas vacaciones habían hecho que se diesen cuenta de que realmente eran felices, la monotonía y la rutina, no era algo que hubiera desaparecido, y esa magia, esa diversión, ese romanticismo, ese tiempo para ellos, estaba mermando de manera significativa debido a ese piloto automático, y, aunque sus vidas habían cambiado para mejor, seguían teniendo esa rutina que a largo plazo, ella creía que les iba a afectar. La decisión que tomó Clotilde fueron dos, y muy difíciles, una de ellas, hablar con su marido sobre su relación, decisión que le iba a costar porque tener una conversación...