lunes, 29 de junio de 2020

29 de Junio de 2020

Habían vuelto de vacaciones. Lo cierto es que estaban muy contentos, por fin habían vuelto a ver a la pequeña de la familia y no había podido ser mejor la situación. La semana había sido larga, con algún que otro sobresalto pero había sido sin duda, de las mejores.
Todo había cambiado a raíz de la peor situación que se encontraron durante el embarazo de Rosalía, y se había notado. Las quejas, las malas palabras y los problemas habían desaparecido porque por fin se habían dado cuenta de aquello por lo que realmente había que luchar y por lo que realmente merecía la pena quejarse.
Habían empezado más momentos de risas que de enfados, más momentos de valorar a la familia más que menospreciarla. Más momentos de hacer felices que de propio egoísmo.
María se había llevado una sorpresa muy gorda por parte de sus hermanas y hermanos, y era el valor de lo que ella había conseguido desde que llegó a la familia, la obsequiaron con algo que necesitaba pero que también le hacía muchísima ilusión, una foto de todos antes de que ella llegara a la familia.
Fue uno de los momentos más emotivos y bonitos del momento, el discurso emotivo de Rosalía en nombre de todos terminó emocionando a María, quien abrazó a sus hermanos y hermanas como si no hubiera un mañana.
A veces, los momentos más duros de la vida, son los que te hacen valorar aquellos detalles tan pequeños que te hacen sentir grande.

lunes, 22 de junio de 2020

Lunes, 22 de Junio de 2020.

Por fin, después de 4 meses sin poder salir, Clotilde, María y toda su familia habían conseguido salir de su provincia e irse de vacaciones. El día anterior, su madre estaba preparando todo el equipaje con todos los avíos necesarios. Mientras, María, se disponía a preparar sus apuntes para llevárselos al día siguiente. Clotilde estaba dejando su ordenador preparado para poderselo llevar.
Su madre estaba muy nerviosa porque tenía tantas cosas que hacer, que no le daba la cabeza para más, pero qué bien lo llevaba todo siempre, no se le pasaba ni una.
Su padre, siempre pendiente de todo, sin estar pendiente a la vez, no paraba de decir si sus hijas estaban todas listas, que tenían que salir temprano, pero siempre era el que más tarde se levantaba. Decía una cosa y al rato se arrepentía, y eso ponía histérica a su madre. Eran los nervios del día antes de salir.
A la mañana siguiente, todos estaban preparados, y su madre estaba tan nerviosa, que siempre se enfadaba con Clotilde porque era la que más tardaba y la que siempre dejaba algo para última hora. Su madre, aunque Clotilde fuera de otra forma, siempre se ponía nerviosa la mañana en que tenían que salir, formaba parte de su carácter. Pero todo siempre salía tal y como pretendía.
Clotilde se acordó de un día en el que metió la pata hasta el fondo. Salían para Barcelona, eran las 7 de la mañana, estaban en un pueblo de alrededores del suyo. Iban de camino cuando Clotilde se dio cuenta de que el regalo que tenía para su hermana Rosalía, se lo había dejado en casa. Cuando se lo dijo a su madre, le entró tal ataque de histeria, que iba conduciendo y los gritos se escuchaban hasta con la ventanilla del coche cerrada. Había unos 30 kilómetros desde el pueblo donde estaban hasta el suyo, una media hora aproximadamente. Llegó a casa, cogió el regalo, vio a su padre, que no venía porque tenía que trabajaba, le dio un segundo beso de despedida, y se fueron de nuevo. La cara de su madre cambió de repente. De estar atacada, a ser la más feliz del mundo a pesar de hacerse todos los kilómetros que se había hecho. Pero Clotilde no dejó de reconocer que había metido la pata hasta el fondo, pero esta última vez, lo recordó entre risas, porque ese camino hacia Barcelona con su madre, fue el mejor de todos.
Son momentos míticos que se siguen repitiendo a lo largo de toda una vida.

jueves, 18 de junio de 2020

Jueves, 18 de Junio de 2020.

Se había vuelto loca. Clotilde se había levantado muy cantarina, se había preparado el desayuno bailando, cortando el pan bailando, preparando su café bailando... Todo. María se había levantado, había llegado a la cocina y había visto a Clotilde bailar y le dijo: 'te vas a hacer daño, loca.' a lo que Clotilde la cogió y se pusieron a bailar al son de 'Bien Alta la Mirada' de Amaral. María se contagió de la felicidad de Clotilde y las dos se pusieron a bailar y a cantar. Sus padres llegaron y las vieron bailar y cantar y lo único que dijeron fue: 'ojalá así el resto de sus vidas.'.
María no dejó de pensar que tanto ella como Clotilde estaban locas, pero le encantaba estar así. Se había contagiado y le encantaba.
Prepararon el desayuno juntas y se fueron a la mesa a desayunar, María le dijo a su hermana: 'Es el mejor momento del día, sin duda.' Clotilde cogió el álbum de fotos de la casa y le enseñó fotos de su hermano Gerardo, de Rosalía, y de su sobrino. A María se le caían las lágrimas al ver que formaba parte de una familia llena de amor verdadero. Para ella, eso era el amor verdadero. El descubrir que sus nuevos hermanos eran felices, que Rosalía y su marido estaban disfrutando de su pequeño hijo, que Gerardo se había casado por fin con el amor de su vida y que tenía una hermana maravillosa viviendo con ella y compartiendo todo lo que jamás pensó que compartiría después de salir del orfanato.
El día siguió siendo tan maravilloso como empezó, y es que, una gran moraleja de todo esto es... que si empiezas el día bien, no tiene por qué ir mal. 

lunes, 15 de junio de 2020

Lunes, 15 de Junio de 2020

Clotilde había vuelto a ver a sus amigos después de tres meses encerrada en casa por la pandemia que estaban sufriendo. Con mascarillas, desinfectantes y las apropiadas medidas de seguridad, todos se dieron un abrazo tan fuerte que dolía. Lo pasaron genial. Y aquí la cuestión: uno de los sitios que normalmente frecuentaba la pandilla para tomar cervezas y cócteles, habían dejado de frecuentarlo, ¿por qué? Clotilde había comentado con su mejor amiga que las dos veces que habían frecuentado ese sitio, al día siguiente, la familia de la amiga de María, había sufrido daños. ¿Coincidencia? ¿Casualidad? ¿Superstición? No lo sabíamos. La que entendía de ello, era la mejor amiga de Clotilde, Clara. Lo comentaron, Clara siempre decía que las casualidades no existen. La potencia energética que Clotilde y María ejercían sobre la chica del orfanato, era lo suficientemente fuerte como para que todo lo que ellas hicieran le afectara a la chica, y que, evidentemente, no podían volver a frecuentar ese sitio. Clara se había convertido en toda una experta, y además, sentía que era así y además, tenia cómo explicarlo. Por el bienestar de todos, dejaron de frecuentar ese sitio sin dar demasiadas explicaciones. Frecuentaron otro sitio en el que siempre había muy buen ambiente y que a Clotilde le encantaba, y qué menos que tomarse sus dos cervezas allí. Se sentía realmente cómoda y agusto. Había cambiado su rumbo. Al día siguiente todo parecía estable. Clotilde se había levantado especialmente cansada, pero nada fuera de lo normal.
Clotilde, gracias a Clara, había aprendido a entender sobre este mundillo tan místico y sobre todo, a entender qué cambios le iban a ocurrir a partir de entonces. 

jueves, 11 de junio de 2020

Jueves, 11 de Junio de 2020

Clotilde acababa de tener una conversación con María bastante importante. Habían hablado de enseñanza.
Así a simple vista, parece que enseñanza... ¿de primaria, secundaria.. bachillerato...? ninguna de esas, enseñanzas de la vida. María le había dicho a su hermana lo que le había enseñado. La había enseñado a crecer, a ver que las cosas no siempre tienen un lado, que tienen varios, según cómo y desde dónde se mire, y además, no sólo eso, sino que además, existen de varios colores, por lo que también le enseñó que el radicalismo, se vea por la parte que se vea, nunca es bueno.
Además de todas estas cosas que parecen poco importantes pero para nada lo son, le enseñó a que la vida no era justa ni injusta, era la vida, y el hecho de quejarse y lamentarse constantemente lo único que haría sería empeorar muchísimo más la situación, además de no mejorar nada. Lo más parecido que se puede hacer en esos momentos es quejarse en el momento en que una situación se desborda, porque sería una forma de escape emocional, pero que nunca llegue más allá de eso, porque eso sólo lo empeoraría.
María se emocionaba al recordar todos estos aprendizajes, y sintió que le debía la vida, precisamente porque gracias a ella, su vida iba a mejorar a la velocidad de la luz. 
Creo que alguna vez dije que no somos conscientes de la potencia que ejercen unas personas sobre otras y lo que pueden influir unas en otras, tanto para bien, como para mal, Clotilde también le había enseñado esta lección a María.
Importante me parece recalcar, que María también le había enseñado lecciones de vida, y muy valiosas a Clotilde, que la enseñaron a convertirse en mejor persona. La enseñó a ver la bondad dentro de las personas, a sacar su honestidad de dentro cuando más hace falta, a valorar qué es querer a alguien de verdad y qué es sentir. Le enseñó sacar su lado más niño para mostrarle una sonrisa a alguien que de verdad lo necesita. 
Son aprendizajes de vida que te hacen mejorar y que te hacen crecer como persona, y eso, es oro puro.

miércoles, 10 de junio de 2020

Miércoles, 10 de Junio de 2020 (II)

Clotilde había salido al supermercado con su madre cuando de repente, se encuentran a un hombre que las para y les preguntan: 'Señoras, ¿qué están haciendo ustedes aquí?' a lo que su madre le responde: 'Señor, ¿le ocurre algo?'. Resultó ser que ese hombre estaba totalmente perdido, desorientado, no sabía dónde estaba, no tenía mal aspecto, pero sí se notaba que estaba totalmente desorientado, y se desmayó en la puerta del supermercado. Él pensaba que ellas se habían colado en su casa, y por eso les preguntó. Clotilde y su madre fueron inmediatamente a ayudarlo, llamando a una ambulancia y quedándose con él. Estaba solo.  Los médicos de la ambulancia le preguntaron si conocían a alguien que fuera pariente suyo, y ellas contestaron que no, que lo único que sabían era que él era su vecino, pero de sus familiares no sabían nada. Así que tuvieron que rastrear el teléfono de él para averiguar si tenía algún familiar. Efectivamente, tenía a su hijo, era él el que se estaba encargando de él, porque era una persona dependiente. Los de la ambulancia llamaron por teléfono a su hijo. El hijo, asustado, se fue corriendo al hospital. Los médicos dijeron que había sufrido amnesia, que iba a peor. El hijo había dejado solo a su padre en casa sabiendo la situación de su padre y es curiosa la actitud de este tipo de personas cuando este tipo de situaciones ocurren porque intentan excusarse. 
Se pasó varios días en el hospital hasta que se recuperó, pero siempre iba a ser una persona dependiente porque su enfermedad era degenerativa. Su hijo volvió a quedarse con él con una lección aprendida: jamás volvería a dejar a su padre solo, JAMÁS. Y así fue, cumplió su promesa a rajatabla, y nunca jamás se volvió a quedar solo, y gracias a eso, el hombre mayor se sentía menos solo y empezó a sentirse querido, y para su hijo fue una lección muy valiosa, porque dijo: 'sin mi padre, yo no estaría aquí.'
Las personas dependientes también son personas, y no merecen nunca estar solas. NUNCA.

Miércoles, 10 de Junio de 2020

Maldito y puto cáncer. Maldito y puto cáncer. A cuántas personas se habrá llevado ya.
Tantas como células se multiplican sin control. Horrible.
Volvíamos a la rutina de siempre, a María le gustaba siempre quedarse todas las tardes en la habitación de Clotilde hablando con ella, contándole todo lo que había pasado en su vida. Se enteró de que Pau Donés había muerto, el cantante de Jarabe de Palo, grupo al que le tenía especial cariño, y aprovechó el momento de intimidad con su hermana, para contarle algo que había hecho que su vida cambiara para siempre, para recordar a aquellos a todos los que por esta maldita enfermedad, se van.
Resulta que María, en todo el tiempo que estuvo interna en el orfanato, había descubierto que uno de los familiares de una de sus amigas de allí, que la apoyó en todo momento, tenía cáncer, sin un buen pronóstico. Cáncer de origen desconocido, sin dar con la tecla de nada. Este hombre, se había llevado varios años luchando contra él, pero no pudo superarlo, venía a por él y no se podía hacer nada. Menos ella, el resto de su familia estuvieron pasando esos últimos momentos con él. Su cara y su cuerpo daban igual, era él, seguía siendo él, y eso era lo único que importaba, además de la lucha hasta el último segundo. Aunque a su amiga tuvieran que dejarla allí en el orfanato porque no podían hacerse cargo de ella, su amiga siempre sabía que su padre siempre pensaba en ella porque era el único que no quería que ella se fuera, que movió cielo y tierra para que ella no se fuera. Su padre se fue, sin ella poderse despedir. Cosa que María sabía que ella odió y lo odiará siempre. Y la lección que le dio de vida esto, fue que siempre hay que decir lo que uno siente, siempre, sin faltar ni un día, porque nunca sabes cuándo vas a volver a esa persona. Su amiga le dijo: 'si tienes la suerte de poder estar con aquella persona que por desgracia, está enferma, por favor, no le sueltes la mano nunca y no te canses nunca de decirle cuánto la amas.' Y aunque no esté enferma, esas palabras se las dijo también porque sabía que María pronto iba a irse del orfanato, y no sabía si iba a volver a verla o no.
La cuestión es que jamás hay que perder la oportunidad de querer, en momentos malos y en momentos buenos, en discusiones, en peleas, en todo momento.

lunes, 1 de junio de 2020

01/06/2020

Bueno, y estamos otro día más por aquí, contando historias de nuestra familia, quienes van progresando cada día y creciendo a través de los sucesos que les van ocurriendo.
Y hoy, os traigo un suceso paranoico a la vez que gracioso.
Resulta que estaba Clotilde en su habitación con su hermana María hablando y de repente, hubo algo que se movió tras las cortinas, y además había hecho un ruido, María se levantó de la cama asustada y le dijo a Clotilde: '¿Qué cojones ha sido eso?' Clotilde se levantó, miró detrás de la cortina y no vio absolutamente nada, dejó de moverse y las ventanas estaban cerradas, tampoco sabía de dónde provenía el ruido. Clotilde le preguntó a María si estaba segura de haber escuchado lo que había escuchado y había visto moverse las cortinas, ella le dijo que sí, que tenía claro lo que había visto.
Asustadas, salieron de la habitación de inmediato y le preguntaron a sus padres si habían notado algo o escuchado algo, sus padres no habían notado nada y no estaban para nada nerviosos. Ambas rebuscaron en su casa por cada una de las habitaciones, y por cada rincón, intentando averiguar qué estaba pasando, cual policía científica. No encontraron nada, estaban tan nerviosas que no encontraron nada. No se explicaban cómo podía moverse la cortina si tenía la ventana cerrada y no corría aire, y por supuesto no averiguaron de qué fue el ruido, sólo eran nervios.
Pasaron días, y ellas cada día que pasaba, más inquietas estaban, se hacían todo tipo de preguntas cada noche, sin respuesta alguna, hasta que, por fin, pudieron averiguar de dónde venía el ruido.
El ruido venía de un aparato que había puesto su vecino debajo de las escaleras comunitarias y cada cierto tiempo sonaba para detectar si había alguna anormalidad dentro de la estructura, cosa que ya sabían los vecinos.
Las cortinas moviéndose eran... Bueno, resulta ser, que ellas no se dieron cuenta de que tenían un ventilador en la habitación de Clotilde en la parte que daba justo a la ventana, y era eso lo que movía las cortinas sin que estuviera abierta la ventana, sobre todo lo tenían puesto por el calor que hacía.
Hay veces que es curioso cómo funciona la mente humana.

Una conversación que cambió sus vidas.

Clotilde no dejaba de darle vueltas a si la decisión que iba a tomar sería la mejor o no. Sabía que le quería y sabía que tener a sus hijos ...