Era una tarde bastante cálida de invierno en tierras sureñas, cuando Clotilde bajó al parque más cercano que tenía a Rayley, su mascota, cuando llegaron al parque, Clotilde soltó a la pequeña para que corriera, aunque siempre estaba pendiente. Corría pero siempre volvía al sitio donde estaba Clotilde. La pobre Rayley lo pasaba bastante mal porque en estas épocas navideñas, son muy típicos los petardos y a ella le daban bastante miedo, así que en un momento, se coló a través de la verja y se metió en el polideportivo que se encontraba al lado, asustada. Clotilde, más asustada que ella, la llamó a voz en grito 'RAAAYLEEEEEEY' a lo que ella vino corriendo hacia su dueña asustada. Clotilde la amarró y se la llevó corriendo a casa, tirando Rayley de ella sin miramiento alguno. Cuando llegaron ambas a casa, su madre le preguntó: - ¿por qué estáis tan agitadas? a lo que ésta respondió: - mamá, Rayley no para de asustarse, ¡se ha saltado el parque y ha llegado hasta el polideportivo! ...