Gerardo estaba sentado en la silla de su escritorio con su ordenador, encerrado en su habitación, cuando de repente, escuchó a sus padres discutir sobre él. No sabía por qué, ni a qué se debía. Salió de la habitación y les preguntó a sus padres qué pasaba, y su madre no hacía más que reprocharle que estaba todo el día en su habitación y que no hacía nada con su vida. Su padre era todo lo contrario, él sabía que algo había detrás de ese encerramiento con su ordenador en su habitación, y efectivamente, así era, Gerardo no hacía más que dar explicaciones sobre lo que estaba haciendo, que era crear proyectos para llevarlos a una empresa y encontrar trabajo para independizarse e irse de casa. Su padre siempre le entendió, sabía que algo ocurría en la cabeza de aquel muchacho, sin que antes de todo esto, él diera algún tipo de explicación. Todo lo contrario a su madre, que siempre pensó que tenía muchos pájaros en la cabeza y que estaba muy perdido. Después de tal bronca, sin llegar a un acu...