Lunes, 30 de Marzo de 2020.

Hoy os voy a contar anécdotas muy divertidas sobre nuestros queridos personajes Clotilde y Gerardo.
Eran los dos muy pequeños, dos mocos, como quien dice.
Resulta que un día, estaban los dos en la terraza del piso donde vivían, cuando a Gerardo, el cabeza - pensante, se le ocurrió la genial idea de mezclar jabón líquido con agua, para crear espuma y hacer pompas junto a su hermana Clotilde.
Gerardo se fue inmediatamente a buscar a su hermana para llevar a cabo la genial idea, a lo que su hermana, inocente de ella, se fue directamente al baño a coger el jabón, vaso, y agua y se fue corriendo a la terraza con su hermano. Gerardo, viendo la situación tan divertida que estaba creando, le dijo a su hermana: '¡Sopla por la pajita, Clotilde !' y ella... pues... absorbió... quedando totalmente intoxicada por el jabón y riéndose a la vez. Quedó totalmente limpia eso sí, por dentro y por fuera.
Fue muy curioso porque ni un lavado de estómago tuvieron que hacerle de lo limpia que había quedado, increíble, divertido y cierto, amigos.
Resultó, que después de tantos años, en una cena, recordando viejos tiempos, recordando ese momento tan especial, ella le dijo a él: '¡fue culpa tuya que no me enseñaste cómo soplar!' y él le contestó: 'qué te voy a enseñar yo, alma de cántaro, si tenía dos años'. También debemos tener en cuenta tantas otras situaciones especiales, como por ejemplo, el día en que nuestro querido Gerardo se le ocurrió, debido a que tenía tanta hambre, prepararse un biberón, y os cuento: estaba su madre preparando a Clotilde para el baño, cuando Gerardo primero le dijo a su madre: 'mamá, tengo hambre' y su madre le dijo: 'un momento cariño, que en cuanto acabe con la tata, te preparo el bibe.' (su madre siempre era así de cariñosa, incluso estando enfadada) ¿Qué ocurrió? que Gerardo... era tan especial, que se fue a la cocina, cogió un taburete que había por allí, se subió al mueble donde estaba el biberón, lo llenó de agua y de leche, le cerró la tapa y lo metió en el microondas, habiendo quedado la cocina completamente inundada de agua y leche. Cuando la madre llegó a la cocina para preparar el biberón al pequeño Gerardo, se encontró tal panorama, que no se lo creyó, y lo gracioso de todo esto, es que Gerardo estaba sentado en el suelo tomándose su biberón, es decir, misión cumplida, amigos.
Es gracioso cómo funciona la mente de unos seres que eran tan pequeñitos y cómo no se les deja de mirar un segundo porque pueden ocurrir... cosas como estas.
¡A reírse, que nunca viene mal!

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