La segunda escuela infantil de Clotilde ya estaba montada, por fin.
Martín y Clotilde estaban súper emocionados porque además, Martín había cambiado de puesto de trabajo a uno aún mejor y con mejores condiciones. Se encontraron con todas estas noticias varias semanas después de volver de Madrid. Su vida arrancaba de nuevo y mejor que nunca.
La nueva escuela infantil trajo consigo mucho más trabajo y mucho más personal, lo que hacía que a Clotilde le facilitara mucho su situación personal y fuese capaz de conciliar su vida laboral con su vida personal, y pasara más tiempo con sus pequeños fuera de la escuela infantil y pudiera atender sus necesidades mejor porque podría delegar funciones que antes no podía, lo cual la aliviaba bastante.
Martín ahora, sí podría decir que estaba completo, tanto emocional, como profesionalmente.
Clotilde había montado su escuela justo al lado de donde estaba el instituto donde estudiaba cuando era una adolescente. Una tarde, Clotilde pasaba por allí para comprobar que las instalaciones tenían todo lo necesario para la inauguración y ver qué más muebles hacían falta. Cuando salió de la escuela, se encontró justo en la esquina, con una chica que estaba en su clase y que se dedicaba en los cambios de clase, a hacerle fotos a escondidas y a insultarla por los pasillos junto con otras compañeras. Fue un momento amargo recordar tal momento como era de esperar. Pasó al lado de ella, la miró, y la chica agachó la cabeza compungida, mientras Clotilde la miraba extraña y con un sentimiento algo amargo.
Entonces, Clotilde cogió su teléfono y escribió en las notas de su teléfono para no olvidarlo nunca: 'Me humilló delante de todo el colegio y me hizo fotos a escondidas, pero nunca pudo conmigo.'. Clotilde después de esa nota, guardó el teléfono, se montó en el coche y volvió al coche sintiéndose valiente, valiente de haber superado ese momento.
Cuando volvió a casa, más segura que nunca, dijo para sí: - No dejaré que mis hijos pasen por esto, esto no se calla. - Así como dijo eso, se acercó a Martín y le dijo: - Recordé aquel momento, amor, reconozco que no ha sido fácil, pero desde luego, no quiero que nuestros hijos pasen por esto, así que, no vamos a callarnos.- Martín, ante esto, asintió con la cabeza y les enseñó a sus hijos a no callar cuando el acoso, por falta de educación, acecha y a defenderse.
Clotilde recordó cuando su madre de pequeña le riñó, por no haberse defendido de una niña en el colegio cuando le quitó las gafas, y cuando después de esa riña, la madre, con más valor que nunca, se enfrentó a la madre de la niña.
Ante el bullying, tolerancia cero, siempre.
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