sábado, 18 de septiembre de 2021

18/09/2021

 Y estamos aquí, una vez más, reponiéndonos de cada golpe, cada sentimiento roto, cada emoción vacía... dándonos tiempo, conociéndonos a nosotros mismos, viendo la realidad que tenemos y afrontándola como siempre hemos sabido, sin olvidar de dónde venimos, pero... ->

Hemos pasado de tener realmente libertad de expresión, a perderla sin ningún reparo. Lo que costó ganar cada uno de los derechos que actualmente tenemos, han desaparecido por completo sin importar el trabajo que las generaciones anteriores han hecho para poder tenerlos. 

Hemos considerado normal, ver por la calle a dos personas pegándose y no ver a dos personas, sin importar su condición, besándose. 

Hemos considerado normal ver a una persona acosando a otra. 

Hemos considerado normal meternos en la vida de los demás y juzgarla, y por tanto llegar al punto de no dejar vivir a esa persona, por ese acoso permanente. 

Hemos considerado normal estar en una quedada con amigos y estar grabándolo todo con el móvil para subirlo a Instagram, Facebook o Twitter.

¿Habremos perdido la condición de ser humanos?

Me dejo alguna que otra cosa pero... hemos llegado a tal punto de considerar ver como un increíble gesto el ayudar a una persona mayor bajarse del autobús porque no puede, por poneros un ejemplo, cuando esto, queridos humanos, es realmente lo normal, no todo lo mencionado anteriormente.


domingo, 18 de julio de 2021

Domingo, 18 de Julio de 2021.

 A este paso, casi años.

Meses de la tormenta tan fuerte que cayó sobre la familia, volvía la calma y la paz interior.

Clotilde se sentía mejor que nunca, hago un repaso general de sus últimos movimientos después de tiempo sin dar señales. Se mudó con su pareja, como todos conocéis, el chico del tren. Se casó con el amor de su vida, con el que tiempo más tarde, tendría una hija preciosa, llamada Sandra, y otro pequeño, llamado Pablo. Ella consiguió seguir trabajando desde casa hasta que la cogieron para trabajar durante una temporada en una guardería, porque para eso, era educadora infantil, pero nunca dejó sus proyectos a parte porque para eso los empezó, y por supuesto, no tuvo ninguna duda, en empezar proyectos nuevos que le supusieran un reto personal y un disfrute que necesitaba.

Sí, es un descubrimiento que sepáis, que la chica de la que estamos hablando, es educadora infantil, una de las profesiones que más amor, más inversión emocional y más vocación necesita, la educación a mi parecer, es una de las cuestiones más importantes en esta vida, puesto que de ahí, se forja un carácter, unos principios y una ética tanto profesional como emocional.

La cuestión es que como ya sabéis, Clotilde no dejaba nunca de hacer cosas, pero su prioridad, eran su marido y sus dos preciosos hijos. No hacían más que crecer, a Clotilde le encantaba llegar a casa y encontrar a su marido con sus dos pequeñuelos.

Sandra siempre tendía a echarse encima de su papá mientras Pablo le cogía la carita a él y Álvaro le hacía muecas con la boca mientras tenía las manitas de Pablo en su carita. A la mami se le encogía el corazón cuando veía tanta ternura en una sola imagen, era la felicidad hecha realidad en un sólo momento al día.

El amor inunda nuestros corazones, y en estos momentos, hace falta, más que nunca.


viernes, 26 de febrero de 2021

26/02/2021

 Le brillaban los ojos cada día más al verle amanecer, Clotilde siempre que dormía con él se abrazaba tan, tan fuerte, que casi le dejaba sin respiración porque le mataba que se levantara y no sentirle... estaba tan increíblemente enamorada...

Él siempre por las mañanas le decía: 'buenos días, preciosa'. Siempre estaba pendiente de sus horas de sueño y de cómo dormía, sentía cada uno de sus movimientos y de su respiración agitada cuando algo no iba bien. Cuando tenía pesadillas, era él, el que le ponía la mano en el pecho y le susurraba para intentar que se despertara. Después de unos meses malos, era él quien hacía que volviera a dormir.

Hubo una noche, en la que ella no paraba de moverse, estaba apoyada en el pecho de él, con la respiración agitada y asustada, él se despertó, la abrazó fuerte y le susurró al oído: 'estoy aquí, amor'

El amor es más fuerte que los propios humanos. 

martes, 2 de febrero de 2021

02/02/2021

 Era una tarde soleada, la familia se había reunido con Clotilde y su marido, las cosas se habían estabilizado y por fin podrían ver a Rosalía y a su pequeña recién llegada al mundo.

El pequeño de la familia, Gerardo, traía grandes y maravillosas noticias. Su mujer se había quedado embarazada, el pequeño de la familia iba a ser papá. Como ya sabéis, las noticias vuelan. Tanto padres como hermanos, no podían estar más felices de enterarse de tal acontecimiento. Como tuvieron por fin la oportunidad de verse, pasaron unos días juntos, celebrando que la pequeña de la familia, hija de Rosalía, estaba bien, que todos estaban bien, y la espera del pequeño Javier, hijo de Gerardo.

Se dice siempre que después de la tormenta vuelve la calma, y así fue, después de la incertidumbre de saber cómo evolucionaba la pequeña de Rosalía, de cómo estaba la madre, y el comienzo de la vida de Clotilde, todo volvía a su estado normal, y además con más que buenas noticias.

Mientras, en el mundo que les rodeaba, la sociedad seguía completamente inestable y completamente llena de inquietudes y a veces, incluso perdida. Las inversiones que deberían hacerse en cuestiones de investigación, brillan por su ausencia, se mira más por cuestiones prácticas acerca de la economía de subsistencia, que a la larga eso es pan para hoy y hambre para mañana, que en cuestiones prioritarias, se dice que el ser humano es el único que comete el mismo error dos veces. 

No negarían que tenían miedo por lo que se les avecinaba, pero si algo les caracterizaba, era su grandeza para solventar problemas. 


miércoles, 20 de enero de 2021

20/01/2021

 Nunca tuvo buen despertar, pero su marido siempre hacía que se levantara como una rosa, brillando con esa luz que desprendía, le acariciaba la mejilla, le daba un beso y le decía: 'buenos días, preciosa.' y cuando ella se giraba, él la abrazaba por detrás. Cuando él pasaba su brazo hacia su cintura y la arrimaba hacia él, ella le agarraba el brazo como si jamás se quisiera desprender de ese momento ni de él, cosa que era siempre, verdad. Siempre soñó con este momento, siempre. Siempre la despertaba él primero, porque sabía que ella no tenía buen despertar y nunca se atrevió a torcer su día por no tener esos detalles que él sabía que la hacían feliz. Siempre le decía cuando terminaban de desayunar 'anda gruñona, vamos a trabajar.'

A mediodía él estaba esperándola apoyado en la columna del su piso que por fin habían comprado, a ella le brillaban los ojos como nunca cuando abrió la puerta y lo vio allí apoyado. 

Le dio un beso y él le dijo: - Cariño, estás hoy más preciosa que nunca. Ella sonrió como una tonta y le abrazó más fuerte que nunca, y a continuación, le siguió hasta la cocina. ¡Sorpresa! Él le había preparado su comida favorita, la tenía en la mesa con velitas a su alrededor.

Ella se emocionó hasta el punto de que se le saltaron las lágrimas y le besó tan intensamente que se envolvieron en la pasión del momento. 

Después de dicho encuentro, él le dijo: 'te voy a matar por esto' y ambos se echaron después, unas risas bastante curiosas. 








viernes, 1 de enero de 2021

01/01/2021

Era una tarde bastante cálida de invierno en tierras sureñas, cuando Clotilde bajó al parque más cercano que tenía a Rayley, su mascota, cuando llegaron al parque, Clotilde soltó a la pequeña para que corriera, aunque siempre estaba pendiente. Corría pero siempre volvía al sitio donde estaba Clotilde. La pobre Rayley lo pasaba bastante mal porque en estas épocas navideñas, son muy típicos los petardos y a ella le daban bastante miedo, así que en un momento, se coló a través de la verja y se metió en el polideportivo que se encontraba al lado, asustada.
Clotilde, más asustada que ella, la llamó a voz en grito 'RAAAYLEEEEEEY' a lo que ella vino corriendo hacia su dueña asustada. Clotilde la amarró y se la llevó corriendo a casa, tirando Rayley de ella sin miramiento alguno. 
Cuando llegaron ambas a casa, su madre le preguntó: - ¿por qué estáis tan agitadas? a lo que ésta respondió: - mamá, Rayley no para de asustarse, ¡se ha saltado el parque y ha llegado hasta el polideportivo! ¡son los cohetes! - a lo que su madre, nerviosa añadió: - Pobre Rayley... -. 
Clotilde se llevó a Rayley a la habitación, a intentar tranquilizarla, impidiendo así que se metiera debajo de la cama y no saliera. Rosalía llamó por teléfono a Clotilde preguntando qué tal estaba el ambiente en casa, ésta contó lo sucedido y le dijo: - No te preocupes hermana, es que los pobres lo pasan mal, pero tranquila -. 
Clotilde se sentó en el ordenador y se puso a leer las publicaciones nuevas que le habían dejado sobre sus trabajos y se dio cuenta de que este tipo de cohetes no sólo afectaban a los animales, sino también a las personas, personas con enfermedades que sufren en sus carnes este tipo de pirotecnia. Sus ojos reflejaban indignación ante este tipo de actos humanos porque ella pensaba que eso era hacer daño por hacer, no por diversión, no paraba de ver publicaciones de este tipo y además, la conducta de Rayley hacía que aún se indignara más. 
La pirotecnia debe ser controlada por ley. 


Una conversación que cambió sus vidas.

Clotilde no dejaba de darle vueltas a si la decisión que iba a tomar sería la mejor o no. Sabía que le quería y sabía que tener a sus hijos ...