Mi madre me dijo una vez: "Tú tienes mucho amor que dar." y yo me pregunté: "Y... ¿por qué no son los demás los que tienen ese amor que dar?" Pregunta a la cual no obtuve respuesta. Mi mente y la vida no quisieron responderme. Creo, que me están respondiendo los actos. Actos, en general, no tengo fichado a ninguno.
Hablemos de fiestas, de ocasiones bonitas. He terminado por odiarlas. Ellas me odian a mí, no me arrastran. No las quiero ya, ya no quiero nada que en su momento pedí. En algún momento esto dará su giro, es la pequeña esperanza lo que nunca se pierde.
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