Una chica, de 17 años: Esta chica siente, ¿sabéis qué? amor, odio, repugnancia, cariño, traición. Una vez, esta chica fue a sacar al perro enfrente de su casa, en pijama, muy abrigada, pero en pijama. Saca el cigarrillo, chesterfield, claro está, saca el mechero y procede a encenderlo. Mientras que está fumando, está pensando: "¿qué he hecho yo para que estas cosas me pasen?". Con la cabeza agachada, piensa: "Pero... ¿qué estoy haciendo?". A los pocos segundos, coge el móvil y marca un teléfono, pero se arrepiente de hacerlo y lo vuelve a guardar. En ese momento, aparece un chico en la cera de enfrente, ella lo mira, fijamente, y no para de mirarlo hasta que lo pierde de vista. A continuación, pensó: "¿por qué no he parado de mirarlo? qué me ocurre?". Ese chico resultó ser el mismo que está en su instituto. Unos meses antes, esta chica, quedando con su amiga en verano, conoció a este chico más a fondo, empezó a hablar con él, estaban muy bien. ¿Qué oc
Después de haber sentido la necesidad de hablarle a su pareja después del problema que había tenido la semana anterior, la relación se estabilizó pero nunca volvió a ser igual, puesto que la respuesta que obtuvo Clotilde de él, le hizo pensar en que no debía confiar plenamente en él, le demostró que sería capaz de dejarla sola en momentos muy jodidos por lo que estaba pasando, con una simple conversación le demostró que su confianza en ella había mermado desde hacía varios meses, y la situación no era para nada estable después de todo lo pasado. Decidió, después de un tiempo, dejar la relación para conseguir ser feliz y poder ver las cosas desde otro punto de vista, reflejando una vida en la que pudiera verse una cierta estabilidad emocional y profesional que le diera un resultado positivo en su vida, pero para empezar todo ese proceso, tendría que empezar a ver las cosas desde otro punto de vista y empezar a tomar una actitud positiva con respecto a su vida, a la gente que la rodea,
Llegaba Gerardo de pasarse toda la mañana fuera con su adorada mascota cuando, después de abrir la puerta, sentarse, coger el móvil y leer una historia de instagram de uno de sus influencers favoritos estando sentado en su cama, se paró a pensar y reflexionó afirmando su pensamiento: 'el respeto tengo más que claro que se gana' y añadió: 'yo no soy capaz de respetar a alguien que me llama loco por pensar que hombres y mujeres tenemos los mismos derechos'. Claro, después de todos estos pensamientos que tenía más que claros, llegó a otra conclusión más, que igual era demasiado radical, por no ser capaz de concebir que tenga que respetar a alguien que por pensar diferente, no lo respeta ni a él ni a los demás que piensan como él. Poco después, llegaron sus padres de tomar el sol fuera, cuando él, con su indignación interior, le preguntó a su madre: 'mamá, ¿soy muy radical por pensar que no puedo respetar o me cuesta muchísimo, respetar a una persona que no me respeta
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