Una noche bastante calurosa de verano Clotilde estaba especialmente feliz porque después de aquella conversación con Martín, pensó que lo mejor sería darse cuenta de que las cosas podían siempre cambiar a mejor teniendo voluntad para ello y, además, que con pequeños detalles podrían solucionar grandes problemas. Martín ya veía en la mirada de Clotilde cierta felicidad que antes de esta conversación no tenía, lo que hacía que su relación mejorase muchísimo.
Clotilde comenzó con su primera aventura, creando primero su primer diseño de su segunda escuela infantil. Noches y noches en vela diseñando primero bajo papel su segunda escuela. Una mañana, se levantó diciendo: "por fin, ya la tengo" Martín, mirándola sonriendo, comentó: - Jajaja, ya era hora cariño, que casi no duermes. No sabes cuánto me alegro y cuánto de orgulloso estoy de ti.- Clotilde esbozó una sonrisa y lo abrazó fuertemente. Sus hijos, recién despiertos, se fueron rápidamente a ver qué estaba pasando y vieron a sus papás dándose un abrazo. Clotilde, al ver esto, se quedó sin palabras, porque era la primera vez, que sus hijos los veían abrazarse así. Así que, emocionada, agarró a sus hijos y les invitó a darse todos juntos un abrazo tan familiar y tan amoroso como nunca antes.
Después de comprobar que después de ese abrazo todo iba a salir bien, se fueron a celebrar tal momento al parque más cercano que tenían en su urbanización. Como ya imaginaréis, tanto los padres como los peques se lo pasaron increíble, los momentos para ellos en familia eran lo mejor.
Clotilde se sentía bastante más llena emocionalmente y con más proyectos en mente que nunca, tanto con su familia, como con su trabajo.
Por la tarde, la familia se fue de centros comerciales, de compras, para pasar el día, y después de llevar un ratito por allí y hacer varias compras para casa, se acercaron a ver a los abuelos, ¡ay, los abuelos! ¡qué gran tesoro!
Los abuelos no sabían las nuevas noticias que tenía la familia, una nueva escuela y el comienzo de una nueva vida, con un cambio de actitud que mejoraría muchísimo sus vidas y sus relaciones, así que, evidentemente, tenían que ser los primeros en enterarse. Montados en el coche camino de casa de los abuelos, Martín le preguntó a los peques: - Niños, ¿Dónde creéis que vamos? - Los niños, con un breve silencio y con la boca más abierta que nunca, dijeron - ¡PAPÁ! ¡Dinos por favor!-. Clotilde les dijo - Vamos a ver a los abuelos, pasar la tarde y a cenar con ellos, ¡Sabíamos que teníais ganas!. ¡Qué gran momento para los niños!
En cuanto llegaron a casa de los abuelos, éstos los esperaban con los brazos abiertos. Después de tan precioso recibimiento, los abuelos ya tenían preparada la cena para todos, y el salón ambientado para sus nietos. Los abuelos de los que estamos hablando son los padres de Clotilde, los padres de Martín, por desgracia, murieron hace bastantes años en un trágico accidente de tráfico.
Tanto Clotilde como Martín, sentían la necesidad de hablar con los padres de Clotilde, porque sentían que les tenían que demostrar el agradecimiento que sentían por el amor que le tenían a sus hijos y por ser un apoyo tan grande tanto para ellos, como para sus hijos.
La pareja, después de varias conversaciones que habían tenido sobre sus familias, se habían dado cuenta, de que los abuelos, antes de ser abuelos, son personas, y son un gran tesoro que nos han enseñado a vivir, a querer y a darle valor a la vida y a las personas que están en el mundo y a las que vendrían. Así que después de la cena, y antes de irse de vuelta a casa a descansar, se dispusieron los cuatro a hablar y a mostrar ese agradecimiento que sentían que tenían que dar.
Los padres de Clotilde, después de esta conversación tan amena y profunda, se terminaron emocionando porque no se esperaban que su hija hiciese eso, y preguntaréis, ¿por qué? Porque cuando uno vive sin pausa, no se para a valorar como se debe las cosas que hacen los demás por uno mismo porque se está demasiado ocupado en 'tirar pa'lante' como quien dice, en vez de pararte a pensar en lo que uno tiene y es, y en lo que hay a nuestro alrededor.
Nunca está de más pararse y agradecer.
Comentarios
Publicar un comentario