Resulta que estaba tumbada en la cama descansando con el teléfono cuando se le ocurrió coger el ordenador y ponerse a leer, sabía que tenía mucho estrés y sabía que se avecinaban momentos de mucho trabajo y tensión, pero como ya comenté en la publicación anterior, no se trataba de vivir en un mundo de rosas, sino de que las flores marchitas, volvieran a florecer.
El volver a leer había despertado a una pregunta que jamás se había hecho antes: - Si me preguntaran qué es lo que realmente me gusta hacer en mi tiempo libre, ¿Sabría responder? Algo que parece tan simple, ¿tiene una fácil respuesta? -
Era una pregunta que por suerte, para ella, tenía una relativa fácil respuesta, pasar tiempo de calidad con su marido y sus hijos, pero... ¿Y cuando no pueden estar ellos? ¿Y cuando ella está sola?
Preguntas como esas y preguntas como "¿Qué considero tiempo de calidad y tiempo libre?" La atormentaban porque eran preguntas que jamás se había hecho ni planteado antes, y que no sabía responder.
Hoy, lo que os quiero enseñar con esto es que a veces, las preguntas fáciles, no tienen fácil respuesta, pero si echamos la vista atrás, puede que nos demos cuenta de que esas preguntas, solas se responden echándonos un vistazo y reconociendo quiénes somos y quiénes éramos.
Gracias una vez más por estar aquí compartiendo estas historias conmigo ❤️🩹
Comentarios
Publicar un comentario