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Jueves, 9 de Abril de 2020

Resulta, que estaba Clotilde con sus padres en el salón, de noche ya, cuando, de repente, escucharon ruidos horribles de uno de sus vecinos, gritos, llantos, golpes fuertes que sonaban como si fueran dentro del piso de ellos.
Clotilde y sus padres, agitados y asustados, se fueron rápidamente hacia la puerta principal del piso, mirando a través de la mirilla y escuchando a través de las ventanas, a ver qué ocurría o si tenían que llamar a la policía. Todo fue a más, hasta que Clotilde cogió su móvil y llamó a la policía sin avisar a nadie y sin hacer mucho ruido. Justo después de llamar, Clotilde le escribió a su amiga diciéndole: 'hemos llamado a la policía' ¿por qué le escribiría a ella? por la sencilla razón de que ella era inspectora de policía, pero no estaba de servicio, por lo que ella la avisó para decirle que había llamado a su comisaría para que se encargaran del caso sus superiores.
Momentos más tarde, aparecieron en el portal dos agentes de policía que llamaron a la puerta del piso de Clotilde y sus padres. Ellos le contaron el caso. Los agentes llamaron inmediatamente después de la versión de nuestra familia, al piso del vecino, quien se sorprendió de ver a la policía. Éste, agitado, le contó a la policía lo que había ocurrido, totalmente inseguro y sin saber qué había ocurrido, cuando había sido en su piso. Todo era muy sospechoso. Los dos agentes se fueron, pero tanto los padres como Clotilde no se quedaron tranquilos y siguieron mirando por la ventana y la mirilla, buscando indicios de qué estaba ocurriendo. Descubrieron que su vecino había mentido a los dos agentes de policía, y grabaron desde su ventana lo que estaba pasando, pero ahora no había ruidos.
Clotilde acudió inmediatamente a su amiga y le envió la grabación que ella tenía en el móvil para que ella se encargara junto con sus compañeros del caso.
Los padres le dijeron a Clotilde que estaba yendo demasiado allá en el caso, y que al fin y al cabo, era su vecino y que tenían miedo de que él les hiciera algo si se enteraba de que estaban dando aviso a la policía de todo.
Clotilde les dijo que no se preocuparan de nada, que no tendrían por qué enterarse porque si la policía dijese algo, estarían poniendo en peligro sus vidas.
La inspectora de policía, amiga de Clotilde, pasó el caso a sus compañeros dejando en anónimo de quién había recibido la grabación.
Otros dos agentes de policía volvieron a aparecer en el piso directamente del vecino, con una orden de registro para averiguar qué estaba pasando, porque además, la policía había recibido más de una denuncia no sólo de la familia de Clotilde, sino de los demás vecinos.
Toda investigación llega a su fin cuando, descubren, gracias a la grabación de Clotilde y al testimonio forzado del vecino en cuestión, que los gritos, llantos y golpes, eran agresiones y amenazas del propio vecino a su hija. Clotilde y sus padres tenían a un agresor muy peligroso viviendo con ellos.
El agresor quedó detenido y su hija fue llevada a un centro de acogida, porque su madre había fallecido en un accidente de tráfico y sus parientes más cercanos habían renegado de ella.
Meses más tarde, a los padres de Clotilde les llenó tal sentimiento de generosidad, que fueron al centro de acogida para adoptar a la pequeña Lucía.
La pequeña, además de tener cubierta todas las necesidades básicas, tenía cubierta una de las más importantes, tener amor sentirse querida por su nueva familia.



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